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KILATES DEL CUBANO

HISTORIA Y CULTURA

Otro golpe a la mentira en las entrañas del monstruo

Otro golpe a la mentira en las entrañas del monstruo

Por Freddy Pérez Cabrera 

El libro Terrorismo de Estados Unidos contra Cuba: El caso de los Cinco, publicado por la editorial Common Courage Press, será presentado en varias ciudades norteamericanas, como parte de las actividades convocadas en el mundo para conmemorar el octavo aniversario del arresto de los Cinco, el 12 de septiembre de 1998, y los 30 años del Crimen de Barbados, ocurrido el 6 de octubre de 1976.

 

El texto es una compilación de ensayos escritos por Howard Zinn, Noam Chomsky, Michael Parenti, James Petras, William Blum, Saul Landau, Michael Steven Smith, Leonard Weinglass, Nadine Gordimer, Wayne S. Smith, y otros autores, y su edición estuvo a cargo de Salim Lamrani, investigador de la Universidad Denis-Diderot, de Paris, quien visitará los Estados Unidos, entre el 2 y el 12 de octubre, para la presentación de la obra.

 

Importantes personalidades, entre ellas el presidente del Gremio Nacional de Abogados Michael Avery, Michael Parenti, los reverendos Luis Barrios y Lucius Walker, Noam Chomsky, Peter Phillips y Leonard Weinglass, estarán presentes en la presentación del libro en la Universidad Estatal de Sonoma, Santa Rosa; el John Jay Collage; el Instituto Tecnológico de Massachussets, Boston; la librería Bluestockings, de New York, y concluye el 11 en la Universidad de Stanford, con la presencia del editor Salim Lamrani.

 

Según declaró Alicia Jrapko, quien trabaja en la organización de la gira, la idea es llevar la obra a nuevos sectores, a gente que no conoce la monstruosa injusticia que hoy se comete con los antiterroristas cubanos presos en cárceles del imperio.

 «El libro es excelente y revela las mentiras de la administración Bush al pueblo de los Estados Unidos sobre la llamada Guerra contra el Terrorismo en  relación con  Cuba», declaró la luchadora por los derechos de los Cinco, quien reside en California.  

La parranda, una fuente inagotable de cultura popular

La parranda, una fuente inagotable de cultura popular

Por Luis Machado Ordetx

Otras vez las festividades folklórico-tradicionales de Camajuaní, a más de 330 kilómetros al este de la ciudad de La Habana, y cerca de 60 mil habitantes, retoman los comentarios y la memoria, tras la publicación del libro Fieras broncas entre Chivos y Sapos —los dos barrios contendientes en esos encuentros culturales—, escrito por el investigador René Batista Moreno.Recién salido este año por la Editorial Capiro, en Villa Clara, el texto amplía indagaciones anteriores que realizó el autor en su territorio, principalmente en la recopilación publicada con el título de Las parrandas de Camajuaní: Cronología de carrozas, cantos de changüís, anecdotario humoríostico, perteneciente a 1979, fecha en que se culminó el estudio de esa festividad popular surgida aquí en 1894 tras los influjos artísticos legados por los residentes en San Juan de los Remedios, la Octava Villa de Cuba fundada por el Adelantado Diego Velázquez.La región del centro del país, desde su tronco fundacional en San Juan de los Remedios, dió lugar, a mediados del siglo xix, dio lugar a  importantes festividades interbarrios en zonas de San Antonio de las Vueltas, Placetas, Caibarién, Encrucijada, El Santo, Calabazar de Sagua, Quemado de Güines, Guayos, Mayajigua, Chambas, Punta Alegre y Morón, por citas algunos territorios donde la parranda crece por años.Dice el historiador Juan Manuel García Espinosa en su libro Parranda y Chambelona, editado en 1982, que los primeros balbuceos, por organizar ese tipo de fiesta en Camajuaní, parten de 1890, cuando por vez primera en el periódico local El Número 13 —dirigido por el patriota José Vidal Caro—, se menciona en una gacetilla la voz parranda: «Puntos, parrandas, guitarras, &. &.», demarcando un bullicio constante de pueblo.La prosperidad económica de Camajuaní creacía, a finales del siglo antepasado, sobre todo por la producción azucarera y muelera, dice García Espinosa, y refiere una cronología mínima de las festividades, retomada y ampliada en un texto y otro por Batista Moreno, quien también incluye otras aportaciones testimoniales y una vasta documentación factográfica que calza lo apuntado en letras.En Fieras broncas..., los encontronazos folklóricos entre los barrios contendientes, los Chivos y Sapos, lleva implícito anecdotarios que van desde los modos en que se fomenta la parranda, sus cantos, vestuarios, carrozas de gran alcance, hasta publicaciones, recogidas todas en un volumen de unas 180 páginas.Batista Moreno, acusioso investigador, y dicharachero por excelencia, con más de 60 años de vida, recoge, al igual que García Espinosa, el año 1906 como la primera vez en que acordó celebrar la parranda el 19 de marzo, fecha del Santoral Católico dedicado a San José, patrono de la localidad.De allá acá, salvo raras excepciones en el siglo pasado —siempre asociado a contiendas bélicas, crisis económicas, represión militar o defensa popular de las conquistas del pueblo—, la parranda se suspende en su conmemoración acostumbrada.Hasta el 2005, el pasado año, está la referencia cronológica contenida en el reciente libro de Batista Moreno, a la vez que incluye un profuso anecdotario de los parranderos —el grueso fundamental de la investigación—, principalmente en personas que vivieron en Camajuaní durante la primera mitad del siglo pasado, y luego retoma declaraciones de hombres que fungieron como «cabezones» encargados de hacer divertir a la gente que figura como observador.Batista Moreno incluye una transcripción musical de algunos cantos tradicionales de los barrios Chivos y Sapos, y remata su libro con el acápite de «Carrozas por año», donde detalla el tema y los motivos principales que motivaron desde su surgimiento en 1894, hasta el 2005, las construcciones arquitectónicas y estructuras humanas que conforman las carrozas, y remata con un acuse de toda la bibliografía utilizada.Sin duda, junto a las celebraciones de San Juan de los Remedios, las realizadas por año en Camajuaní, alcanzan una significativa dimensión cultural, como colofón del acervo folklórico tradicional contenido en la imagineria popular a la hora de conformar escenarios en que se mueven los hombres por hacer historia y reconstruir episodios de la literatura o el arte universal.  En esos espacios, en Fieras broncas entre Chivos y Sapos, revelan a Batista Moreno como un redescubridor, a partir de la papelería y el testimonio de los camajuanenses, para reconstruir su principal plaza cultural: la parranda a lo largo del tiempo pasado, el presente y el futuro.  

 

Alertas imperecederas de Martí

Alertas imperecederas de Martí

Por Luis Machado Ordetx

Desde el arribo a Playitas de Cajobabo y, casi seguro, después de disfrutar de la limpia arena que las olas del mar bebían a su antojo, Martí, junto a sus acompañantes, percibió, con una certeza incontenible «[...] los cantos del gallo con que se simboliza el triunfo...»[1], para afianzar el camino en la lucha por la independencia, esa en que se iría hasta la vida.Como Delegado del Partido Revolucionario Cubano venía a combatir en calidad de soldado, y a los pocos días del 11 de abril de 1895, es sorprendido con la envestidura del cargo de Mayor General del Ejército Libertador.Desde entonces asume posiciones, no sólo para despojar del suelo patrio al dominio español, sino también preservar e impedir cualquier intento de los Estados Unidos de intervenir en asuntos que nada más competía a hombres de esta tierra.En él, hombre de pensamiento, afirmó que «[...] El mundo despierta una sed que sólo la muerte apaga. El hombre que conoce bien el mundo cae en la muerte, como un trabajador cansado cae en los brazos de su esposa».[2]Es 18 de mayo, el río Contramaestre está crecido desde días antes que una bala lo fulmine en pleno campo insurrecto. Allí, entre matorrales, Martí escribe con vehemencia incalculable a Manuel Mercado: «[...] ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América...».[3] Como un zig-zags (sigamos adelante), palabras que puso en uso el cubano Rafael María Merchán, lo conminan a desandar en defensa de la Revolución continuadora del 68.Dialoga al respecto con George Eugene Bryson, el corresponsal de The New York Herald, sobre las razones que lo inspiran para enarbolar la guerra, y también alerta, como el sabio oteador al que nada escapa. No es la primera vez que habla de la amenaza latiente. Mucho antes de sentir en Norteamérica, como emigrado, periodista y conspirador, palpa con exactitud las veleidades de esa sociedad capitalista, sus apetencias expansionistas y el ámbito guerrerista en que se mueven intereses mezquinos de las sucesivas administraciones.En México, 1875 el pandillerismo que está en torno a Porfirio Díaz, lo hacen retomar el contorno de Centro y Sudamérica, hasta a principios de 1880 se instala en Nueva York y el mundo se mira con ojos más audaces y previsores.                  ESTEREMECIMIENTOS EN NORTEAMÉRICANo quedan acontecimientos, historias de hombres, escrutamientos de la realidad y la vida pública que no sean reconstruidos por Martí para los principales periódicos sudamericanos, en especial La Nación, de Buenos Aires, donde aguardan por artículos, crónicas, ensayos y…Escribe de todo lo que ve, y no se permite un instante en el reposo y la tranquilidad. Es febrilidad en la observación del desenvolvimiento de una sociedad que transita en los umbrales del capitalismo monopolista y las crisis que lo someten.Al amigo Serafín Bello le testimonia el 16 de diciembre de 1889 que apareció «[...] la hora de sacar a la plaza su agresión latiente»,[4] para referirse a los Estados Unidos. Ese año toca la idea del equilibrio del mundo desde una óptica reflexiva de los latinoamericanistas.Cuatro años antes, para La Nación, recuenta: «[...] Presidente de un país libre contra el derecho de su país, y el del ajeno; Grant, que tenía apetito de marcha, permitió e imaginó. El miraba con ansia al norte inglés; al Sur mexicano; al este español; y solo por el mar y la lejanía, no miraba con ansia igual al Oeste asiático.Marcaba fronteras cuando marcaba en silencio su tabaco. La silla de la Presidencia le parecía caballo de montar; la Nación regimiento; el ciudadano recluta...No era de los que se consuelan en el amor de la humanidad, sino de los que se sientan sobre ella...»[5]Ulises Grant, el General, el Presidente, murió en Moont Gregor, de cáncer en la garganta, el 23 de julio, y el 3 de agosto, Martí reseña el suceso. ¿Acaso, desde mediados del siglo pasado no se mantiene inalterable el sentido expansionista y militarista de las administraciones norteamericanas? ¿Cuba, desde comienzos de 1823, no ha estado en la ruta de los elegidos de Norteamérica para poseer sus tierras? La historia no miente, y tiende a reiterarse con enconada osadía imperial y de rapiña.Diría que «[...] esta vida del Norte, ejemplar hasta en los mismos vicios. Aquí, como en todo cuerpo social, los pobres aspiran a la justicia, los ricos al abuso, los perezosos a las holganza, los empleados a la perpetuidad, los políticos al despotismo, los sacerdotes a la agorería...».[6] ¡Qué retrato de actualidad a una sociedad que se remueve en sus cimientos! A 111 años de la muerte de Martí, ahora el presidente Bush reemprenderá nuevos ataques de filibustero contra Cuba.Pero con Martí «[...]De vez en cuando es necesario sacudir el mundo, para que lo podrido caiga a tierra[7]                         DEFINICIONES HISTÓRICASCuando en Estados Unidos se debaten leyes contra los emigrantes, y se mantienen latientes las firmas de tratados de libre comercio, las prepotencias y el militarismo a escala internacional, continúan con constantes amenazas.
 Habrá tanto egoísmo y miseria humana en el rostro de una administración. Sí, en la de Bush, porque el cinismo corroe su piel, no solo en prepotencia e injuria, sino también en protección a terroristas.
Un agridulce ambiente parece ofrecer ese país. Como un oximoron [Democracia norteamericana, Derecha siniestra, Capitalismo de Estado, Fuerza de paz, Ejército pacificador, Guerra humanitaria, Guerra santa, Génesis apocalíptico, Guerra preventiva, Xenofobia moderada y…].
Todo se lanza al ruedo.
El 15 de marzo de 1887, Martí para La Nación, de Buenos Aires, escribe, en el momento de instaurarse el 49 Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica:
«[…] Tiene en mente gigantescas obras de defensa que proyectan contra enemigos soñados e invisibles…»
Ahí está la clave de todo un país. Fijen bien la fecha, 1887: «…ENEMIGOS SONADOS E INVISIBLES», eso tiene Estados Unidos en el mundo, para desatar la guerra en cualquier parte, al costo de la vida, no solo de sus soldados, nacidos en tierras norteñas, sino también sobre los hombros de cientos de miles de emigrantes que, enfebrecidos por los «beneficios económico-sociales» que pregona el U.S. ARMY.
Los Tiempos  que Martí alertó, al paso de más de un siglo,  parecen repetirse en el «legendario oximoron de George W. Bush», el presidente norteamericano.     


[1] José Martí (1975): Obras Completas, tomo 11, pp. 110, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 
[2] Idem, p. 164.
[3] Op. cit., tomo 4, p. 167.
[4] Op. cit., tomo 1, p. 255.
[5] Op. cit., . tomo 13, p. 81.
[6] Op. cit, tomo 11, p.255
[7] Idem, p. 242

Elocuencia humanística de Samuel Feijóo

Elocuencia humanística de Samuel Feijóo

Remedios, Cuba, en la mirada de Carpentier

Remedios, Cuba, en la mirada de Carpentier

Por Luis Machado Ordetx

En los señoríos de la Parroquial Mayor, en los callejones de tierra roja, de aceras estrechas y altas de San Juan de los Remedios, en Villa Clara, no hubo una pista física de Alejo Carpentier[1] —el más universal de los narradores cubanos—. Más, Su huella espiritual revive por años en los aires renovadores que despertaron la música, las preocupaciones sinfónicas y orquestales, recreadas por Alejandro Tomás García de Caturla.Hizo un siglo en el 2004, que —en la calle Maloja, de La Habana—, nació el periodista, musicólogo, ensayista y novelista Carpentier. Dos años después, en la vivienda ubicada en la calle José Antonio Peña, número 14, en Remedios, vino al mundo García de Caturla. El siglo xxi acogió a los dos artistas en sus respectivos centenarios, y como generación inacabada, todavía dan que indagar en sus creaciones distintivas.Ambos amigos, desde la juventud, representan una parte significativa del embrión, la renovación de valores y la defensa de la cultura cubana en las diversas latitudes del planeta.No por gusto, y hasta por azar de la vida, Carpentier y Caturla dejaron una huella tras las andanzas artísticas y creativas por predios habaneros o de Paris. La difusión respectiva de sus obras en países europeos y americanos —sitios donde impusieron la novedad y la riqueza imaginativa de sus discursos narrativos y musicales— los definió como hombres de cualquier época.El rescate y la búsqueda de una originalidad autóctona de lo nacional-cubano, llevaron al remediano, en variadas dimensiones y posibilidades, hacia el afrocubanismo sinfónico; mientras el autor de Concierto barroco ideó la concepción de los «real maravilloso americano», diseñado en una vasta proyección teórica y narrativa.Los tambores de la Casa de los Congos, en la calle Soledad; las lecciones de violín, , en sus primicias impartidas por América Pardo Ruiz; el coro y los cantos gregorianos de Fray Pedro, en la Iglesia del Buen Viaje; y el bembé de Antonia la Lucumí, escuchado en el trillo de La Mar, en San Juan de los Remedios, permitieron que, a la llegada a La Habana —en octubre de 1922— apuntara no hacia la bohemia y el cosmopolitismo, sino a la indagación de los compases musicales de otros contornos artísticos, así como  los estudios de Derecho Civil en la Universidad.Aquí surgen las amistades que perdurarán: Carpentier y los intelectuales de izquierda, junto los instrumentistas de la Sociedad de Conciertos y la Orquesta Filarmónica de La Habana.Carpentier dice que es el «descubridor del músico». El 11 de diciembre de 1941 el rotativo El Huracán, órgano de difusión de los intereses jurisdiccionales de Remedios, publica un extenso artículo   —tal vez el único que ese narrador envió en su carrera de escritor a una redacción local del interior del país—, con un título de alto puntaje: «Alejandro García Caturla», concedido a petición del oboísta, cornista y saxofonista Abelardo Cuevas.[2]Aquí dice: «Ayudado por la escarcela paterna, Caturla subió al puente de un trasatlántico. Quería reunirse conmigo en Paris, por algunos meses: yo había sido su descubridor, musicalmente hablando. En muchas ocasiones mis consejos —instándolo a la maduración, a la simplificación de su estilo— le habían sido útiles. Ahora quería completar sus conocimientos bajo la dirección de algún buen maestro que yo le recomendara».[3]Desde 1923 eran amigos. Catarla, a la vez que estudia su carrera universitaria, atenúa la economía personal como pianista en los teatros Campoamor, Mundial, Méndez, Oriente, Norma, Garden y…Lo dos consolidan las preocupaciones sobre la inclusión de los motivos negros dentro del hacer artístico. El remediano discrepa y habla, el habanero discurre en el comentario y el conocimiento de la obra compuesta por impresionistas, expresionistas y forjadores de las técnicas de la vanguardia musical.Son comunes los pronunciamientos sobre Schomberg, Stravinski, Satie, Verese, Villa Lobos, Milhaud y… El nombre de Caturla y Amadeo Roldán anda en la palestra pública bajo el aliento de Carpentier. El «Minuet de la Pequeña Suite de Conciertos» se estrena en el Teatro Nacional, y simultáneamente prepara la «Obertura Cubana», «Tres Danzas Cubanas» y «Piezas para Cuartetos». Toca el violín, y ofrece una impronta artística y de osadía renovadora en la Jazz Band Caribe.Solo los estudios, y servir al país como jurista y músico, lo animan. Carpentier lo explica en más de una ocasión cuando aborda las figuras descollantes de Roldán y Caturla en La Música en Cuba. No se equivocó al conducirlo en medio del crudo frío parisino  hasta la casa de Nadia Boulanger, en 36, rue ballu, 9eme., para recibir clases de contrapunto y fuga.La pedagoga, de inmediato, está convencida del talento musical que tiene ante sus ojos. Lo reconoce ante Carpentier, quien luego admitirá que los conocimientos adquiridos y las relaciones sostenidas con creadores del denominado «segundo arte», fueron definitorias en su literatura para penetrar en la búsqueda de las estructuras verbales.Juntos deambularán por teatros, verán funciones del ballet ruso y el español, concurrirán a las exposiciones surrealistas de Miró, Max Ernest, Arp, Pacabia y… Disfrutarán de diálogos con Manuel M. Ponce, Breton y el cubano Eduardo Abella…De esa época datan los trabajos a cuatro manos: Carpentier escribe el texto y García de Caturla pone música a la «Liturgia yamba- o», y piensan en «Manita en el suelo». También polemizan en sobre lo que Fernando Ortiz denominó un tiempo después, factores humanos de la cubanidad.Caturla regresa rápido a la isla. Apenas cree que tiene minutos para vivir mayores ensoñaciones creativas y personales, y su nombre resuena en los principales escenarios del mundo. Nuevamente la música cubana figura como un eco. Sin embargo, el remediano, según Carpentier reseña, se aferró y eligió la carrera de Derecho, un punto sin conexiones con su arte, para no hacer concesiones a los ambientes.Las amplias y variadas cartas cruzadas con el autor de La Consagración de la Primavera, atestiguan grados de hermandad y comunión intelectual, y en el centro de las mayores indagaciones, están el hombre y el disfrute artístico. No por casualidad dice del remediano que « […] fue el temperamento musical más rico y generoso que haya aparecido en la isla. Dotado de un verdadero genio […] su expresión marchaba como fuerza telúrica.[4]La correspondencia es copiosa. Por última vez se encuentran después de enero de 1939, cuando alejo funge como codirector de la estación de radio CMZ. Un año y medio lo separará para siempre del contacto físico. Hay un estallido de dolor en toda Cuba, y también en el mundo alcanza una rápida repercusión. El 12 de noviembre de 1940 —en las calles de su pueblo natal, Remedios—, Caturla fue ultimado a balazos, y con su muerte, Carpentier sus amigos y la Cultura Cubana, perdería la rectitud del jurista y al hombre de miles de anécdotas y acordes, salidos de una inteligencia legítima.  


[1] Alejo Carpentier: [La Habana, 1904-Paris, 1980]. Narrador, periodista, traductor, crítico literario, ensayista e historiador. Cfr. Diccionario de Literatura Cubana, t. i, Op. cit., pp. 183-191.
[2] V. Alejo carpentier: «Alejandro García Caturla», en El Huracán, Remedios 265(12):1-2. 
[3] Idem 
[4] Cfr. Alejo carpentier (1979): La Música en Cuba, p. 255, Editorial Letras Cubanas, La Habana.